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Una técnica para impartir clase en secundaria

Una técnica para impartir clase en secundaria

Julieta Fierro

En este texto se explica una estrategia para impartir clase a nivel de secundaria, con el propósito de generar mayor participación de los alumnos y así aumentar su aprendizaje.

Mi sugerencia es que se prepare un tema con el esquema que aquí propongo y se experimente con el método frente a varios grupos. Lo importante, como con cualquier actividad nueva, es ejercitarse y afinar detalles hasta sentirse cómodos y seguros. Más tarde, si el método tuvo los resultados esperados, se puede preparar otro tema e intercalarlo con la práctica cotidiana.

Introducción

Existen numerosos grupos de investigadores dedicados a descubrir mejores maneras de enseñar. Los resultados muestran que el proceso de aprendizaje efectivo es multifactorial, incluye la participación del alumno y el interés por el tema. Por supuesto que la clave para una educación de calidad es contar con maestros bien preparados (¡y bien pagados!). En algunos grupos, el docente sobrecargado de trabajo dicta sus notas o parte del libro de texto. Desafortunadamente, esta técnica no es suficiente para garantizar la calidad en la educación moderna, que requiere desarrollar habilidades del pensamiento y no se conforma con la mecanización de la lectura y las matemáticas, ni con la memorización de datos.

El alumno tiende a aprender lo que desea y no lo que le enseñamos, y no es fácil convencerlo de que le servirá lo que tuvieron en mente quienes idearon los programas de estudio.

En nuestra época, el nuevo conocimiento es el mejor motor para la generación de riqueza, a diferencia de la mano de obra, que lo fue durante siglos. Por consiguiente, es necesario que los egresados de las escuelas sepan pensar. Además, dado que el conocimiento y la tecnología avanzan tan rapidamente, es fundamental que los alumnos aprendan a actualizarse sin necesidad de acudir a cursos formales. Esto ofrece un nuevo reto para los docentes, quienes tradicionalmente estaban satisfechos con su desempeño si sus alumnos podían responder a conceptos estandarizados aprendidos de memoria.

A continuación se presenta una manera de impartir clase que promueve mayor participación de los estudiantes que en las clases tradicionales. Se describe la técnica (para una hora frente a un grupo de secundaria) en seis etapas:

1. Presentación del tema

2. Discusión en grupos de alumnos

3. Preguntas de opción múltiple

4.  Interpretación

5. Conclusión del tema

6. Tarea

Los tiempos para cada etapa de esta dinámica los debe ajustar el docente de acuerdo a cada clase. La idea de este método es que sea flexible y que el profesor decida, atendiendo al tema y a la participación de los alumnos, cómo debe distribuir el tiempo.

Método

1. Presentación del tema en 15 minutos

En este lapso, el docente presentará el tema en cuestión. Comprendo que pensará que es muy poco tiempo, y lo es. Impartir el conocimiento resumido, haciendo hincapié en lo esencial es una de las dificultades de este sistema. Por consiguiente, se debe preparar la clase con suficiente cuidado para que se incluya lo crucial y se usen materiales de apoyo como mapas, modelos e ilustraciones, a fin de sintetizar el conocimiento.

No cabe duda que es necesario que los alumnos aprendan a leer, en el sentido de comprender varias páginas hiladas de un escrito. Si como parte de la tarea diaria el docente asigna lecturas selectas del libro de texto, no sólo tendrá que exponer menos, sino que colaborará con los proyectos de comprensión lectora de sus estudiantes. Es importante tomar en cuenta que, en general, los estudiantes leen poco, así que no nos debemos hacer la ilusión de que si les dejamos mucho que leer lo harán. En mi opinión, es mejor asignar lecturas breves y evaluar sistemáticamente si las entendieron indicándoles que hagan un resumen.

2. Discusión en grupos durante 10 minutos

Banco de plástico apilable

A continuación, el docente dividirá a los alumnos en grupos de 2 o 3 personas. Éstos podrán cambiar de una clase a otra. Para este fin son útiles los salones donde se puedan desplazar los pupitres, pero no es necesario. Se pueden conseguir pequeños bancos apilables de plástico, de tal suerte que los alumnos se puedan sentar unos cerca de los otros.

Una manera de elegir los grupos puede ser que, a principio de año, el docente asigne un número a cada estudiante; cuando llegue el momento de realizar la actividad, el profesor llevará una lista que habrá preparado al azar para acomodar a sus alumnos. Si no le da tiempo de generar una nueva distribución, podrá repetir los grupos de otra ocasión. Lo importante es que los grupos sean heterogéneos para garantizar que los alumnos intercambien ideas originales.

El profesor les dará un tema de discusión a los alumnos. Puede ser un pequeño texto para leer, un problema de física o de matemáticas por resolver o una actividad práctica, como dibujar un esquema. Los alumnos deberán discutir entre sí el tema en cuestión y trabajar juntos. Durante el proceso, el profesor deberá circular por el salón para garantizar que todos los alumnos estén participando y para resolver dudas en el momento.

Si se trabaja en una escuela conservadora, el profesor deberá alertar a las autoridades que está experimentando con un nuevo método y que el desorden aparente en realidad es parte del proceso de enseñanza.

3. Preguntas de opción múltiple, 5 minutos

El maestro escribirá en el pizarrón una serie de preguntas de opción múltiple que tengan que ver con el tema discutido; preguntas sobre el texto leído, la respuesta al problema de física o matemáticas, etc. Pedirá a cada grupo que elija la respuesta que considera correcta, y anotará en el pizarrón el número de respuestas para cada opción.

El maestro no deberá calificar a los alumnos durante esta actividad; es importante que los estudiantes respondan sin la presión de hacerlo mal. Justamente, la fortaleza de este método radica en la libertad de poderse equivocar sin que las consecuencias se vean plasmadas en una calificación baja.

Las respuestas espontáneas de los alumnos son cruciales para este tipo de enseñanza. Los motivos son varios. El profesor se da cuenta de inmediato si los estudiantes están entendiendo, y si no lo están haciendo puede rectificar en el momento. Si los alumnos no están sujetos a presión y pueden comentar libremente sus ideas aprenden a decir lo que piensan. A los estudiantes les gusta competir y ganar. Aun cuando no se les califique, les gusta ser los que tienen la respuesta correcta. Este sistema favorece que los grupos traten de ser los mejores y quieran demostrar a los demás lo que pueden lograr.

La experiencia nos señala que este tipo de participación hace que los alumnos piensen y quieran acertar, más allá de la calificación, por el orgullo de aprender bien. Finalmente, la libertad de contestar como pensamos nos permite aprender de nuestros errores –lo cual no estamos acostumbrados a hacer; en general, los escondemos.

4. Interpretación, 10 minutos

El docente comentará sobre las respuestas. Es importante que permita que los alumnos opinen en cualquier momento de la clase, pero en particular en esta etapa. Esto los entrenará para defender sus puntos de vista y para aceptar que se pueden equivocar.

Cabe destacar que un docente no debe burlarse de las contestaciones erróneas, sino tratar de comprender por qué se equivocaron los estudiantes. En ocasiones, sus errores se deben a que tienen un preconcepto erróneo muy arraigado o a que una de las preguntas estuvo mal formulada.

5. Conclusión del tema, 5 minutos

El docente retomará el tema de clase, que complementará lo enseñado en la primera parte. Es importante que señale con claridad la conclusión del concepto del que trató. Aquí incluso podrá dictar un resumen de un par de líneas.

6. Tarea, 10 minutos

El profesor dejará algún ejercicio para resolver en casa y comentará sobre la tarea de la clase anterior. Las tareas son necesarias porque parte de la educación implica aprender a hacer las cosas por nosotros mismos y reiterar lo que estamos aprendiendo. Asimismo, brindan a los alumnos la oportunidad de darse cuenta si entendieron lo que vieron en clase y, además, ponerlo en sus palabras, es decir, emplear el lenguaje de cada especialidad, que es uno de los ingredientes para comprender las distintas disciplinas.

Se sugiere que el docente elija a un alumno al azar y le pida que explique su tarea (para decidir cuál alumno debe participar se pueden usar los botones numerados, como se explica en la sección de materiales). Otro alumno deberá leer el resumen de la lectura asignada.

El docente debe emplear parte de la clase en responder a todo el grupo cómo hubiera contestado él la tarea de la clase anterior y en dictar la tarea correspondiente de esa clase. Es importante que el maestro conteste a la tarea para que los alumnos se den cuenta de que, con la práctica, el conocimiento se domina y se puede aprender a resolver los problemas de la vida cotidiana de manera expedita.

Materiales

A continuación se da una lista de materiales que no son necesarios, pero que podrían facilitar la puesta en práctica de este tipo de clase.

•  Dos relojes de pared para el aula, de tal suerte que tanto el docente como los alumnos puedan calibrar los tiempos. La idea es que los alumnos y el profesor puedan ver la hora con facilidad. El profesor experimentado podrá modificar los intervalos sugeridos de acuerdo con su experiencia, para que los alumnos saquen el mayor provecho a cada hora de clase.

• Para las preguntas de opción múltiple es ideal contar con un retroproyector, así no se tienen que escribir en el pizarrón. Pero esto último se puede hacer poco antes de que los alumnos terminen de trabajar en grupo.

Retroproyector

•Algunas escuelas disponen de equipo electrónico moderno. Existe uno especial para que los alumnos voten y de inmediato se proyecta la gráfica de barra con los resultados. Esto tiene la ventaja del anonimato y la inmediatez del recuento de resultados. Si es el caso de su plantel, existe un software que viene acompañado de controles (tipo televisión) que sirven para que los alumnos voten y, acto seguido, se proyecte la gráfica de barras del resultado de la votación.

• Como el docente comprenderá, no es indispensable contar con esta tecnología. Es suficiente que les pida a sus estudiantes que levanten la mano y estime el porcentaje de las respuestas para cada una de las opciones. Al principio puede contar el número de grupos para mantener ágil el proceso (es más sencillo y rápido contar de dos en dos, y más divertido si nombra escrutadores).

Botones numerados para elegir equipos

•Existen varias maneras para elegir a los alumnos al azar. Si el profesor cuenta con una computadora en el aula, puede asignar un número a cada alumno, y que el programa del ordenador haga la elección. Otra manera que está al alcance de casi cualquier docente es tener una caja con botones numerados. A cada alumno se le asignará un número a principio de año. Estos números se apuntarán en botones y se meterán en la caja (con un plumón de pintura permanente o etiquetas numeradas). Cuando se quiera elegir a un estudiante se revolverá la caja y se elegirá un botón. Este sistema además es útil para que los alumnos aprendan lo que significa el azar, ya que cada vez que se seleccione un nuevo alumno todos tendrán la misma probabilidad de ser elegidos.

• Para la formación de grupos, que sean cada vez distintos, el profesor puede numerar las bancas (tres con el mismo número) y a los alumnos. Antes o durante la clase puede tener un recipiente con números y asignará tres al azar a los distintos grupos de bancas.

Ejemplos

Daré tres ejemplos –uno de geografía, uno de español y otro de matemáticas– sobre la manera en que se puede aplicar este sistema frente a un grupo.

1. GEOGRAFÍA

Vamos a suponer que el tema por tratar son los mapas. El docente deberá explicar que un mapa es una representación a escala de algo que en realidad es de tres dimensiones. Mostrará varios mapas, los más conocidos, como los de México o el del estado donde se encuentre el grupo. Explicará que los mapas se orientan hacia el norte.

A continuación, el docente organizará los grupos. A cada uno le dará una copia del mapa de la ciudad donde se encuentren, o algún otro (en las bibliotecas públicas existen guías de turistas con mapas de las principales ciudades, que el profesor podrá fotocopiar). También le proporcionará a cada grupo una brújula y una regla (en las grandes papelerías se pueden conseguir ambos materiales a precios módicos). El docente les pedirá a los grupos que orienten los mapas hacia el norte y que averigüen a qué distancia está la escuela de algún sitio de interés.

Las preguntas de opción múltiple serán:

El mapa se tiene que colocar donde marca “Norte” hacia:

a) El pizarrón

b)Las ventanas

c) La puerta

La distancia entre la escuela y… es de:

a)  1500 metros

b)  1.5 kilómetros

c) 300 metros

d) 6 kilómetros

e) 2 cm

Aunque este ejercicio parece muy sencillo, no lo es. A muchos alumnos les cuesta trabajo orientar un mapa y comprender la escala.

De acuerdo con las respuestas de los alumnos, el profesor comentará lo que considera que fue correcto y tratará de inferir y clarificar el porqué de las respuestas incorrectas.

El docente continuará con su explicación sobre la importancia de los mapas y su uso. Y, a manera de conclusión, destacará que los mapas son representaciones planas a escala de un espacio de tres dimensiones, con cierta orientación, en general el norte.

La tarea será estimar la distancia entre dos puntos de algún mapa; por ejemplo de uno que aparezca en el libro de texto o, mejor aún, de uno que elaboren los alumnos. Vale la pena recordar que la asignatura tendrá más sentido para los alumnos y, por lo tanto, contribuirá mejor a su aprendizaje si el mapa tiene relación con su vida cotidiana que con algún sitio remoto e inaccesible.

2. ESPAÑOL

Si estamos estudiando El Quijote, podemos comenzar explicando brevemente cómo era la vida en la época en que, se supone, vivió el protagonista de la novela de Cervantes. Por ejemplo, si el material de lectura es el capítulo XXVIII, donde una joven se viste de hombre, el docente explicará por qué se lavaban sólo los pies y cuál era la importancia de hacerlo; qué significaba tener una hermosa cabellera; cuál era el lugar que en la sociedad ocupaban los clérigos, etcétera.

   Posteriormente, el docente formará los grupos y les pedirá que lean una sección del capítulo. Si no se tienen suficientes libros de esta obra en la biblioteca de aula, se podrán fotocopiar las páginas necesarias. El profesor deberá distribuir el tiempo y la lectura de modo que cada grupo dedique alrededor de 3 minutos –lo que suele ser poco menos de una cuartilla–. A continuación, discutirán entre sí lo que leyeron y comprendieron. Enseguida, el maestro les hará las siguientes preguntas de opción múltiple:

La joven se cayó porque…

a) Iba descalza y no estaba acostumbrada a ese tipo de caminos.

b) Se asustó.

c)  No había comido y estaba a punto de desmayarse.

d)  Era una princesa torpe.

e) Por los motivos anteriores.

Vamos a suponer que la mayor parte de los alumnos contesta la pregunta. Se explicará que no tienen motivos para llegar a semejante conclusión, pero que,  dado que no tenemos mayor información, podría ser el caso. Aunque vale la pena señalar que, siguiendo el texto, tal vez las más adecuadas serían las respuestas 2 o 3. En ese momento el maestro deberá leer la sección pertinente del texto (es interesante constatar que, en general, cuando los alumnos tratan de adivinar una respuesta de una lista de cinco eligen la cuarta).

El profesor continuará su clase explicando la manera en que Cervantes fijó nuestro idioma gracias a que escribió un libro divertido, rico en experiencias profundas, con personajes entrañables, etcétera.

La tarea puede ser dibujar dos mapas: uno de España en la época de Cervantes donde se señale la región de La Mancha, y otro contemporáneo. Deberán escribir en un párrafo algo que sucedía en la época de Cervantes y no ocurriría o sería distinto en la actualidad, es decir, que aprendan sobre las comparaciones y contrastes empleando dos ejemplos.

3. MATEMÁTICAS

En el caso del ejercicio de matemáticas, vamos a suponer que el docente explica que una espiral, a diferencia de una circunferencia, se forma cuando el trazo es siempre perpendicular al radio, y forma un ángulo distinto al recto. El docente dibujará un círculo y varios radios, y mostrará los segmentos de recta perpendiculares; después dibujará una espiral y mostrará cómo el ángulo entre el trazo y el radio es distinto al recto.

A continuación, el docente les pedirá a los alumnos que formen grupos y que dibujen una espiral muy abierta y otra muy cerrada.

Cuando llegue el momento de la pregunta, ésta será: “¿Qué ángulo es mayor, el de un círculo o el de la espiral muy abierta?”

Sugerencias de respuestas de opción múltiple:

a)  Depende de dónde se mida.

b) No se puede medir.

c)   Mayor.

d)  Varía.

e)   Menor.

 

 

Si, como se mencionó en el ejemplo del texto del Quijote, los alumnos eligen al azar, es posible que escojan la respuesta número 4. Ese será el momento para que el maestro vuelva a dibujar la espiral con un ángulo constante mayor o menor que el recto, con lo cual obtendrá un trazo creciente o decreciente.

La tarea puede ser que ahora dibujen una figura cuyo radio aumente de manera geométrica, es decir, que valga 1, 2, 4, 8, 16…, así, los alumnos constatarán que existen maneras alternas de definir cómo se dibuja una espiral. Esto es muy común en matemáticas, si se aborda un problema desde otra perspectiva puede resolverse distinta manera.

Saber decir “no sé”

Una de las cuestiones más difíciles a las que se enfrenta el docente es atreverse a decir “no sé”. Las razones son múltiples. La primera es cultural. En algunos países se privilegia el enciclopedismo, es decir, la acumulación de conocimiento. En otras naciones de enfoque más moderno se considera que es más importante comprender, ya que ahora es relativamente fácil obtener información gracias a los medios electrónicos; además, es tal el acervo de conocimientos que es imposible que una sola persona domine todos.

 Otro motivo para no admitir que se desconoce algo es sentir que se pierde el control. En grupos particularmente difíciles, una manera de ‘dominar’ es ser el que posee el conocimiento que le hace falta al otro.

Pero las ventajas de admitir nuestras carencias son múltiples. Por un lado, podemos hacernos parte del equipo de personas que están en la escuela para adquirir habilidades. También logramos hacer a un lado la presión del grupo al saber que no tenemos que engañar a los alumnos pretendiendo conocer algo que ignoramos. Desde mi punto de vista, lo más importante es que el nuevo conocimiento se genera a partir de lo que se desconoce. La ciencia avanza gracias a que hay preguntas sin contestar. Así, si un estudiante hace una buena pregunta cuya respuesta ignoramos, es la gran oportunidad de decirle que podría ser un científico en potencia. Por supuesto, si la pregunta es algo que a nosotros también nos inquieta, la clase siguiente pudiera dedicarse a averiguar de manera grupal la respuesta.

Ventajas

Impartir clases empleando este esquema tiene las siguientes ventajas:

Para los alumnos:

1.  Intercambian sus ideas.

2.  Construyen su propio conocimiento.

3.   Aprenden a trabajar en grupo.

Para los docentes:

No todos podemos dominar cualquier tema. Impartir clases con el esquema propuesto nos fuerza a estudiar un tema, sintetizarlo y aprender a evaluar y a contestar preguntas al respecto. Con el tiempo se llega a dominar material nuevo cada vez con mayor facilidad, con base en la experiencia, lo cual produce una enorme satisfacción.

Conclusiones

Como cualquier técnica nueva, el docente que quiera aplicar lo antes descrito tendrá que practicar. A los maestros les sirve preparar estas clases sintéticas, pues el esfuerzo de entender comienza por ellos mismos. Los docentes se sienten orgullosos de ver cómo los alumnos forman grupos de colaboración y, sobre todo, tienen la satisfacción de saber que ellos están aprendiendo. Es común pensar que los profesores enseñan, y quienes aprenden son los estudiantes; este tipo de clase, sin embargo, permite observar de cerca los progresos de la docencia. El docente mismo estará sujeto al proceso de formación continua, que siempre resulta un placer.

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http://www.correodelmaestro.com/anteriores/2005/marzo/nosotros106.htm

 

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